A ti María, el triunfo de una Iglesia Sinodal

Acuérdese oh Virgencita María, que jamás se ha escuchado que usted tenga por olvido nuestros suspiros por un mundo nuevo, de acuerdo a la voluntad de nuestro Señor y Padre Dios. De manera sumisa y con gracia de humildad, reconocemos nuestra bajeza ante la Divina y Soberana presencia en la cual Jesús reposa en su seno maternal.

Por el misterio Pascual de nuestro Señor Jesús en el cual su corazón de Madre Dolorosa también ha sufrido. En compañía de los ángeles que nos guían a esta oración y por intercesión de todos los Santos ofrecemos nuestra oración y petición.

Madre de la Inmaculada Concepción, anhelamos el triunfo total de su victoria. Recordamos el mensaje con su visita prometida y profética como la Virgen de Fátima en la aldea de Cova de Iría. Y con la confianza de nuestra fe de que usted camina con nosotros por la paz en el mundo y obrando con poder de protección por la Iglesia, imploramos clemencia para tener frutos de arrepentimiento por lo que ofende a Dios y nos separa de los sacramentos. Reciba nuestro sacrificio y ofrecimiento en la iniciativa y progreso de este movimiento eclesiástico como acto de reparación a su Inmaculado Corazón y el Sagrado Corazón de su Niño Jesús.

Es por eso, que confiamos en la Divina Misericordia de Jesús y como hijos de Dios reconocemos el valor de nuestra herencia como Católicos Cristianos. Con esta oración, esperamos su bendición de consagración en nuestro camino misionero hacia una Iglesia Sinodal.

Aunque los retos son muchos y el enemigo del hombre nos acusa día y noche hacia una destrucción y la separación de nuestra salvación, sabemos que si usted es con nosotros, Dios con nosotros también es, y quién contra usted oh Señora de la Victoria y del Santísimo Rosario. Muéstrenos como en todos los siglos, que usted es nuestra Verdadera Madre de la Iglesia Sinodal. Amén. Ave María…

Maria Isabel Chávez

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